Salud

La apomorfina eficaz y segura para reducir las fases ‘OFF’ en el párkinson


La enfermedad de Parkinson es un trastorno neurológico crónico, neurodegenerativo e invalidante que padecen más de 160.000 personas en nuestro país, en hasta un 10% de los casos en fase avanzada. Una enfermedad que, además de por el deterioro cognitivo, se caracteriza fundamentalmente por los problemas motores, caso de los típicos temblores y de la dificultad para caminar que aparecen y desaparecen a lo largo del día. De hecho, los síntomas motores del párkinson no son continuos, sino que fluctúan entre dos estados: ‘ON’, en el que hay un control satisfactorio de los síntomas y la actividad motora es normal; y ‘OFF’, caracterizado por la reaparición, totalmente imprevisible, de estos síntomas y por una función motora alterada. Tal es así que, a falta de una cura, el objetivo del tratamiento es reducir y controlar estas fases ‘OFF’. Y ahora, investigadores de la Universidad Médica de Viena (Austria) parecen haber encontrado una manera para aliviar estos períodos ‘OFF’ con la administración de un fármaco que, si bien ya descubierto en 1865, no ha sido del todo ‘aprovechado’ en el tratamiento de la enfermedad: la ‘apomorfina’.

Como explica Regina Katzenschlager, directora de esta investigación que será presentada en la 69ª Reunión Anual de la Academia Americana de Neurología (AAN) que se celebrará desde el próximo viernes en Boston (EE.UU.), «la reducción de los periodos ‘OFF’ puede tener un gran impacto en la vida diaria de las personas con la enfermedad de Parkinson. Y en nuestro estudio, la inseguridad de estos periodos impredecibles de incapacidad se vio totalmente aliviada en algunos pacientes».

Controlar las fases ‘OFF’

El tratamiento de la enfermedad de Parkinson viene a día de hoy constituido por la administración de ‘levodopa’, fármaco de administración oral que mejora tanto la calidad como la esperanza de vida de los pacientes. El problema es que según la enfermedad evoluciona, la eficacia de este fármaco, aun administrado a mayores dosis, disminuye, por lo que el paciente queda expuesto a la aparición de periodos ‘OFF’ más tempranos y con mayor asiduidad.

Entonces, ¿cuál puede ser la solución para evitar la aparición de estos periodos ‘OFF’? Pues de acuerdo con el nuevo estudio, emplear la apomorfina, fármaco ya sintetizado en el año 1865 pero que no fue empleado para el tratamiento del párkinson avanzado hasta la década de los 50 en Estados Unidos. De hecho, hubo que esperar hasta los años 90 para que la apomorfina fuera comúnmente usada por los médicos europeos para tratar las fluctuaciones motoras que no podían ser controladas con la levodopa. Sin embargo, y si bien su empleo ha aumentado gradualmente con el paso de las décadas, no hay evidencias de que esta apomorfina resulte realmente eficaz y, sobre todo, segura. O así ha sido, cuando menos, hasta el momento.

«La reducción de los periodos ‘OFF’ puede tener un gran impacto en la vida diaria de las personas con párkinson» Regina Katzenschlagerfar

El nuevo ensayo clínico fase III fue llevado a cabo con la participación de 107 pacientes con enfermedad de Parkinson en fase avanzada que, de acuerdo a un criterio totalmente aleatorio, recibieron la infusión subcutánea de apomorfina o de placebo. Concretamente, la infusión se administró durante un periodo de 14 a 18 horas diarias a través de una pequeña bomba portátil similar a la que se emplea en el tratamiento de la diabetes tipo 1.

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Los resultados mostraron que los participantes tratados con apomorfina experimentaron una reducción muy significativa de sus periodos ‘OFF’ respecto a aquellos que recibieron placebo. Concretamente, la infusión con el fármaco conllevó una disminución promedio de 2,5 horas en el tiempo diario con problemas motores. Una mejoría que, además, ya resultó aparente durante la primera semana de tratamiento.

Es más; la administración de apomorfina también se asoció con un incremento de los periodos ‘ON’ libres de discinesias, esto es, movimientos involuntarios que, en forma de sacudidas o espasmos, padecen la mayoría de pacientes que reciben tratamiento crónico con levodopa.

Eficaz y bien tolerada

Pero esta mejoría clínica, ¿supuso asimismo un beneficio para la calidad de vida de los pacientes? Pues de acuerdo con la opinión de los propios participantes, sí. De hecho, el grado de satisfacción con el tratamiento a las 12 semanas fue mucho mayor en aquellos tratados con el fármaco que en los que recibieron placebo. Además, 71 pacientes del grupo de apomorfina consideraron que habían mejorado gracias al tratamiento –por solo 18 de los tratados con placebo–. Y asimismo, la cifra de participantes que aseguraron haber empeorado fue mucho mayor en la rama de placebo –45 frente a 19.

Y llegados a este punto, ¿qué sucedió con respecto a la seguridad? Pues según los autores, «la apomorfina fue generalmente bien tolerada y no se asoció a la aparición de efectos adversos graves».

Por todo ello, concluye Regina Katzenschlager, «esperamos que estas nuevas evidencias confirmando la eficacia de la infusión con apomorfina alienten a los médicos a ofrecer este tratamiento a sus pacientes y a evaluar su eficiencia en su propia práctica clínica».


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